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Foto del escritorDiana Sofia Mollocana

Sobre epidemias y pandemias: quien no conoce su historia está condenado a repetirla

Actualizado: 29 abr 2023

“La pandemia que acaba de barrer la tierra no tiene precedentes. Han existido en nuestra historia epidemias más mortales, pero han sido más circunscritas; ha existido epidemias casi tan extendidas, pero han sido menos mortales. Inundaciones, hambrunas, terremotos y erupciones volcánicas han escrito sus historias en términos de destrucción humana casi demasiado terribles para la comprensión, pero nunca antes ha habido una catástrofe a la vez tan repentina, tan devastadora y tan universal”.


Tres fueron los factores más grandes que ocasionaron el surgimiento de una pandemia, siendo el primero la indiferencia pública, que incluso en pleno apogeo continuaba ignorando el peligro. Especialmente, debido a un amplio rango en la manifestación de síntomas que fueron manifestándose desde neumonías hasta ausencia total de los mismos. Existen aún profundas dudas sobre los factores que agravan la infección vírica en los pacientes, pues hay aquellos que apenas y muestras síntomas, mientras que están también aquellos que ven extinguirse su vida con la enfermedad.


Como segundo factor, están las medidas empleadas para evitar la erradicación. Ya hemos atravesado situaciones de extremo peligro con enfermedades como la viruela, el sarampión o la fiebre escarlata, donde el contacto directo entre personas fue la principal causa de contagio, sin embargo, la transmisión en el caso de infecciones respiratorias es una historia diferente, pues no depende solamente del contacto entre individuos sino también a la aspiración de gotículas de aerosoles generados en el ambiente debido a estornudos o tos, o el tocar superficies contaminadas por las mismas. Además, las medidas de prevención del contagio no recaen en los individuos sanos, sino en los contagiados.


Aquellos que son susceptible a contraer el virus pueden hacer muy poco para protegerse si hay personas que ya están infectadas pero consideran que “están sanas” o que tienen apenas leves resfriados, por lo que no se aíslan de los demás.


Por esto mismo, el tercer factor de riesgo es el período de incubación, que varía considerablemente; en algunas infecciones puede ser tan corto como un día o dos. Y la enfermedad puede ser transmisible antes de que el paciente mismo sea consciente de que es atacado.


Los expertos continúan preguntándose si existirá una nueva oleada de este patógeno. Sin embargo, “estamos aún demasiado cerca de este evento como para entender su verdadera magnitud”


Aunque todo lo anterior suene similar a aquellos fenómenos que nos encontramos experimentando a nivel mundial en la actualidad, la información presentada en este escrito, no fue elaborada haciendo alusión al COVID-19, sino a la pandemia de Gripe Española durante los años 1918-1920. Precisamente, fue escrito para la Revista Science, en su lanzamiento del viernes 30 de mayo de 1919 por el ingeniero de sanidad George A. Soper, quien además escribe consejos como si estuviera hablando directamente a la gente de nuestros tiempos: respirar adecuadamente, alimentarse saludablemente, lavarse las manos, no compartir cubiertos o servilletas, aislar a los sintomáticos, usar máscaras de seguridad solamente en caso de presentar síntomas, entre otros. Menciona algo muy interesante, y es que las infecciones respiratorias estarán con nosotros toda la vida, y que las pandemias de este tipo serán una constante. ¿A causa de una maldición talvez, como muchos adeptos a la conspiración lo afirman?


La verdad es que no, no se trata de un aparecimiento en sucesión de enfermedades devastadoras en la década de los 20 de cada siglo, sino que es una premonición fundamentada en nuestros hábitos.


En 2014, Bill Gates hacía eco de esto en una charla TEDx titulada “¿El siguiente brote? No estamos listos” donde afirmaba algo similar a lo que Soper, casi un siglo atrás: Hay más inversión en guerra y misiles pero casi nada en personal capacitado y sistemas de salud que puedan hacer frente a las próximas epidemias y pandemias.


Se estima que hay entre 3 y 3 mil millones de virus en la fauna silvestre que podrían saltar de forma accidental al ser humano y cualquiera de ellos, al continuar con un patrón de indiferencia, poca o nula inversión en salud (no solo en infraestructura sino también en personal) y depredación injustificada de los recursos naturales, podría ser el causante de la próxima pandemia en el año 2120, donde en el peor de los casos, en un escenario estático, los afectados por la misma, quizás nuestros nietos o bisnietos, mirarán desesperados al pasado y verán nuestra historia con respecto a COVID-19 y dirán asombrados: Pudimos hacer algo para evitarlo y no lo hicimos.


*Los párrafos iniciales de este artículo se basaron en el texto integral en Inglés de George Soper publicado en la Revista Science.

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