Anteriormente, hablamos sobre cómo la violencia de género aumentó a consecuencia del confinamiento por la pandemia; en esta entrega, abordaremos la precariedad de la educación femenina en países en desarrollo, problema que dadas las circunstancias actuales, ha evidenciado las deficiencias en el sistema nacional de educación.
Según datos de la UNESCO, 111 millones de niñas enroladas en educación se encuentran en naciones en vías de desarrollo, donde el acceso a este derecho ya era difícil antes de la pandemia, ahora, la crisis, la falta de dinero, la no democratización de las plataformas digitales y la renuncia voluntaria de las mujeres para favorecer a sus parejas, incrementarían las tasas de deserción de adolescentes post COVID, exacerbando la brecha de género.
A nivel local, la crisis sanitaria ha ocasionado la suspención obligatoria de todas las actividades no esenciales, el cierre de varias empresas, y el despido intempestivo de miles de trabajadores tanto en el sector público como privado. Según datos publicados por El Comercio, 66.490 trabajadores han perdido su trabajo, impactando directamente en la dinámica de miles de familias ecuatorianas, poniendo en duda la continuidad en el acceso a educación de niños, niñas, adolescentes y jóvenes.
En este momento, estudiantes de todo el país continuan recibiendo clases a través de plataformas virtuales, hecho que representa una contrariedad ya que las políticas ecuatorianas consideran el acceso al internet como un consumo especial y no como un servicio básico, un consumo que no es accesible para las clases populares, y por lo tanto, al no contar con la logística necesaria, miles de niños y niñas no pueden continuar educándose, conviertiendo a la educación en un lujo; estas limitaciones sumadas a la ya precaria situación de escolaridad de niñas y mujeres, incrementa la brecha de género donde las mujeres tienen menos posibilidades de acceder a educación en línea.
Ahora, es importante considerar la renuncia voluntaria de las mujeres a la educación; Ecuador es un país con cifras alarmantes de embarazos adolescentes que terminan como madres solteras, gran parte de estas mujeres no cuentan con sistemas de apoyo que les permitan continuar con su escolarización, por lo que renuncian a su educación en pro de buscar fuentes de ingreso que les permita cubrir las necesidades de sus hijos y familias. La madre soltera es especialmente vulnerable en tiempos de COVID, ya que, ante la falta de trabajo durante la crisis, puede convertirse en víctima de explotación sexual, nuevos embarazos no deseados y matrimonios forzoso, problemas que contribuyen en gran manera a la perpetuación de un círculo de pobreza.
Por otro lado, también encontramos el caso de mujeres que renuncian a iniciar o continuar con sus estudios, para apoyar y promover la carrera de sus parejas, retrasando indiscutiblemente su formación y haciéndolas candidatas no elegibles para ascensos o para ocupar puestos de toma decisiones a niveles jerárquicos. Estas limitantes, sumadas a la reducción del presupuesto para universidades públicas, y el cierre de programas de becas y posgrados por falta de presupuesto en universidades privadas, colocan en una encrucijada a cientos y miles de mujeres cabezas de hogar y madres solteras, cuya única oportunidad para realizar y culminar sus estudios universitarios es accediendo a cupos en universidades públicas o becas en universidades privadas.
La crisis económica causada por la COVID-19 y la corrupción, esta última quizá peor que la pandemia en Ecuador, han agravado la situación de desigualdad e inequidad para la formación profesional de mujeres, que deben interrumpir y abandonar sus estudios desde el nivel preescolar hasta postdoctoral. Finalmente, desde nuestro actuar y pensar planteamos varias alternativas para combatir esta problemática:
Generar íconos contemporáneos que motiven a las mujeres, admiramos a Matilde Hidalgo como digna representante, pero nos preguntamos, ¿por qué es el único nombre que ha sonado desde hace un siglo?.
Promocionar y reconocer a mujeres ecuatorianas destacadas en sus campos visilizando su trabajo.
Exigir la eliminación del ICE al internet y a las computadoras.
Promover planes de acceso a computadoras de forma barata.
Capacitar y asesorar a los maestros en educación virtual.
En conclusión, los problemas existentes previo a la pandemia se han profundizado, pero estamos a tiempo de solventarlos si los visualizamos y actuamos en consecuencia. El acceso a la educación es un instrumento de liberación económica y de pensamiento, una mujer con formación académica es un medio de desarrollo social, por lo que pese a la crisis se debería impulsar la inversión en educación, pues el no hacerlo significa un retroceso en nuestros derechos.
Fuentes consultadas:
Casas, X. 2020. Proteger la salud reproductiva de las mujeres durante la pandemia. Human Rights Watch. 18 de mayo de 2020. Disponible en internet desde: https://www.hrw.org/es/news/2020/05/18/proteger-la-salud-reproductiva-de-las-mujeres-durante-la-pandemia
COE. 2020. Women’s rights and the COVID-19 pandemic. Disponible en internet desde: https://www.coe.int/en/web/genderequality/women-s-rights-and-covid-19
Mlambo-Ngcuka, P. 2020. Violencia contra las mujeres: la pandemia en la sombra. Disponible en internet desde: https://www.unwomen.org/es/news/stories/2020/4/statement-ed-phumzile-violence-against-women-during-pandemic
Silva, V. 2020. 66400 trabajadores perdieron sus empleos durante la emergencia sanitaria. El comercio. 6 de mayo de 2020. Disponible en internet desde: https://www.elcomercio.com/actualidad/despidos-desempleo-trabajadores-emergencia-sanitaria.html
Villarreal, A. 2020. Coronavirus pandemic exacerbates inequalities for women, UN warns. Disponible en internet desde: https://www.theguardian.com/world/2020/apr/11/un-coronavirus-pandemic-gender-inequalities-women
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