top of page

Las actividades industriales actuales han repercutido en un incremento exponencial de la producción, especialmente en los ámbitos agrícola, de la salud, alimenticio, energético, textil y de la construcción, generando una liberación y descarga incontrolada de contaminantes al ambiente, en especial, compuestos xenobióticos (pesticidas, fertilizantes, metales pesados, subproductos farmacéuticos y desinfectantes), lo que eventualmente conduce a la contaminación ambiental (tierra, aire y agua) alterando nocivamente su pureza o condiciones normales, lo que podría desembocar en daños irreversibles no solo para la naturaleza, sino para nosotros mismos.


Partiendo de esta visión, es hoy más urgente que nunca el empleo de técnicas de remediación, para minimizar o contrarrestar el efecto de dichos contaminantes. De manera convencional, se han empleado métodos fisicoquímicos para erradicarlos. No obstante, estos presentan limitaciones como costos elevados, ineficiencia, y generación de subproductos, siendo necesario el desarrollo de una nueva metodología rentable, efectiva y menos dañina denominada biorremediación, la cual implica el uso de sistemas biológicamente asistidos cuyo objetivo es transformar una alteración por lo general nociva para un sistema ambiental. Este avance biotecnológico, fue demostrado por los aportes del científico George Robinson en 1960, al emplear microorganismos en la descontaminación de agua con hidrocarburos.


En la actualidad, se pueden diferenciar numerosos tipos de biorremediación, entre ellos: biorremediación bacteriana, enzimática, ficorremediación (microalgas), fitorremediación (plantas), micorremediación (hongos) y vermirremediación (lombrices), cuya finalidad se centra en incorporar contaminantes en sus procesos metabólicos y utilizarlos como fuente de energía o alimento y así degradarlos.

A pesar de su eficacia, ciertas complejidades asociadas a los sistemas biológicos y las dificultades económicas y técnicas en su implementación a gran escala son los mayores obstáculos para su ejecución efectiva más allá del laboratorio.


Una estrategia clave para contrarrestar ese déficit es el empleo de técnicas moleculares a través de metodologías de biología sintética (SynBio) e ingeniería metabólica (ME), cuya importancia deriva en el uso de genes y enzimas específicos, extraídos de microorganismos con potencial de biorremediación, generando consorcios de comunidades microbianas sintéticas sostenibles.


Para ello, se han aislado y caracterizado varios microorganismos sometidos a diferentes procesos de estrés ambiental, y con capacidad de resistir dichos factores estresores. Sus genes, encargados de los procesos de digestión de compuestos nocivos, se han clonado en otros microorganismos utilizados como vector por sus rápidos ciclos de replicación.


Algunos de estos recursos sintéticos incluyen el uso de microorganismos extremófilos (aquellos que toleran condiciones extremas como temperaturas muy altas o pH muy ácido) debido a su actividad enzimática adaptativa. Por mencionar, bacterias halófilas (afines a altas concentraciones de sal en el ambiente) con capacidad para degradar hidrocarburos aromáticos policíclicos y petróleo de aguas residuales altamente salinas. Ejemplo de ellos son las microalgas termo tolerantes de la especie Galdieria sulphuraria en combinación con bacterias heterótrofas ( es decir, bacterias que utilizan carbono orgánico como fuente de alimento en lugar de fuentes de carbono inorgánico) para remediar el amonio y los fosfatos de los sistemas de aguas residuales. Esto proporciona una producción de biocombustible, y el descubrimiento y caracterización de enzimas novedosas como las dioxigenasas en la degradación xenobiótica.


Para su implementación se han establecido dos mecanismos de acción:


1. Biosensores genéticos: responden a la presencia de contaminantes orgánicos conformado por un biorreceptor: material biológico inmovilizado y un transductor: detector de la señal bioquímica. Su alto rendimiento otorga la capacidad de responder y detectar concentraciones contaminantes muy bajas y diferenciar entre compuestos estrechamente relacionados o muy similares. Las bacterias Geobacter sulfurreducens y Shewanella oneidensis, tienen la capacidad de formar una base de pilas de combustible microbianas (MFC), generando corriente eléctrica a partir de la degradación de contaminantes orgánicos, este voltaje se utiliza para degradar la presencia de p-nitrofenol en aguas residuales industriales y biomonitoreo continuo de cobre de efluentes de minas.


2. Orgánulos artificiales: responden a la presencia de contaminantes inorgánicos, estos orgánulos controlan ciertos procesos celulares de los microorganismos como sobrevivencia y reproducción en condiciones ambientales al modificar su composición genética y optimizar la captura de moléculas contaminantes.

Un estudio reciente ha dirigido satisfactoriamente proteínas en un microcompartimento bacteriano artificial, incentivando la incorporación de proteínas que puedan unir metales específicos dentro de orgánulos artificiales, lo que permite la acumulación aumentada de metales específicos.


El interés creciente de sistemas biológicos sintéticos en el campo de la biorremediación es notable, debido a su alta especificidad permitiendo sin duda, avanzar en la detección y control de varios contaminantes en diversos ecosistemas, siendo pertinente una legislación medioambiental que impulse su implementación y estudio para su comprobación en base científica con el fin de consolidar procesos alternativos de biorremediación especializadas fortaleciendo la bioeconomía del país.

Fuentes consultadas:

Agrawal, K., Bhatt, A., Chaturvedi, V., & Verma, P. (2020). Bioremediation: an effective technology toward a sustainable environment via the remediation of emerging environmental pollutants. Environmental Bioremediation, 165-196. DOI:10.1016/b978-0-12-819860-5.00007-9.

Bhattacharjee, G., Gohil, N., & Singh, V. (2020). Synthetic biology approaches for bioremediation. Bioremediation of pollutants, 303-312.DOI:10.1016/B978-0-12-819025-8.00014-4.

Dangi, A. K., Sharma, B., Hill, R. T., & Shukla, P. (2018). Bioremediation through microbes: systems biology and metabolic engineering approach. Critical Reviews in Biothecnology, 39(1), 79-98. DOI: 10.1080/07388551.2018.1500997.

Jaiswal, S., & Shukla, P. (2020). Alternative Strategies for Microbial Remediation of Pollutants via Synthetic Biology. Frontiers in Microbiology, (11) 808. DOI: 10.3389/fmicb.2020.00808.

Rylott, E. L., & Bruce, N. C. (2020). How synthetic biology can help bioremediation. Current Opinion in Chemical Biology, 86-95. DOI:10.1016/j.cbpa.2020.07.004.

 
 
 

Actualizado: 29 abr 2023

El cóndor andino (Vultur gryphus) es uno de los animales más emblemáticos de América del Sur. Este representante de la región andina es el nexo entre las naciones de Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Chile y Argentina. Se trata de un ave considerada como parte fundamental del acervo cultural y natural de los países donde habita; aunque, a pesar de esto, ha enfrentado durante décadas la amenaza continua por las actividades humanas y la pérdida de su hábitat. Esta ave se caracteriza por ser una de las más grandes en tamaño; sus alas poseen una longitud de aproximadamente de 3,5m y una altura corporal que puede oscilar hasta 1,5m. El cóndor se alimenta únicamente de carroña, es decir, de animales muertos en estado de descomposición, de tamaño mediano o grande. Debido a su alimentación, los cóndores comprenden una función vital para el mantenimiento y limpieza del ecosistema de las montañas andinas donde habitan.


Si bien se trata de un ave carroñera, esto no ha impedido que se generen conflictos con los ganaderos, ya que la percepción general es que el cóndor implica una amenaza para el ganado por ser un ave “depredadora”. Existe una gran desinformación entre los habitantes agropecuarios cuyas actividades son cercanas al hábitat de los cóndores. Las percepciones sociales en estudios realizados en la Sierra de Argentina, por ejemplo, demostraron que el 81,3% de la población estudiada consideraba la presencia de los cóndores como perjudicial, y 77,2% de ellos afirmaron haber tenido pérdidas de ganado a causa de las aves; a pesar de que el 67,5% no ha atestiguado los presuntos ataques, y solamente el 32,5% asegura haberlos presenciado. Por otro lado, el 14% de los encuestados admitieron haber cazado cóndores en vista de la “amenaza”. Aun así, en contradicción con estas cifras, el 63% pensaba que el cóndor debía ser conservado, mayoritariamente por su valor cultural y minoritariamente por su valor ecológico.


En Ecuador, el último censo del cóndor andino en 2020 reveló que existen 49 especímenes, un número alarmante considerando los riesgos por la caza furtiva, el declive de las especies de vertebrados endémicos de los cuales se alimenta y el envenenamiento. Además, el panorama se oscurece cuando se considera su baja tasa de reproducción, la cual contribuye a su vez a su poca variabilidad genética. El pasado mes de septiembre se registró la muerte del cóndor Iguiñaro en el parque Nacional Cotopaxi. El estudio de este cóndor comenzó con su rescate en la comunidad de Iguiñaro en abril de 2020, tras haber sido herido por un perdigón, fue rehabilitado en el zoológico de Guayllabamba hasta que fue liberado un mes después. Se atribuyen entre sus causas de muerte a la inanición y a una posible infección causada como consecuencia del previo ataque, lo que visibiliza la vulnerabilidad de esta especie en el país y la prioridad que debe dársele a su protección.


Hay mucho por hacer para salvar el futuro de los cóndores, pero el primer paso es educar e informar de manera oportuna a la población con respecto a la necesidad de conservar este animal, antes de que sólo sea posible ver a esta ave ecuatoriana únicamente en el escudo de la bandera nacional.



Fuentes consultadas:

Alarcón, I. (7 de Julio de 2020). 49 cóndores fueron observados en el norte de Ecuador. El Universo. Obtenido de https://www.eluniverso.com/noticias/2020/07/07/nota/7898427/condores-censo-2020-poblacion-silvestre-ecuador

Alarcón, I. (16 de Septiembre de 2020). Cóndor Iguiñaro murió por inanición; se investiga la presencia de un hongo. El Comercio. Obtenido de https://www.elcomercio.com/tendencias/causa-muerte-condor-iguinaro-inanicion.html

Arnulphi, V. B., Lambertucci, S. A., & Borghi, C. E. (17 de September de 2017). Education can improve the negative perception of a threatened long-lived scavenging bird, the Andean condor. Plos One. doi:https://doi.org/10.1371/journal.pone.0185278

Lambertucci, S. A., Trejo, A., Martino, S. D., Sánchez‐Zapata, J. A., Donázar, J. A., & Hiraldo, F. (14 de July de 2009). Spatial and temporal patterns in the diet of the Andean condor: ecological replacement of native fauna by exotic species. Animal Conservation. doi:https://doi.org/10.1111/j.1469-1795.2009.00258.x

Manzano-García, J., Jiménez-Escobar, N. D., & Cailly-Arnulphi, R. L. (2017). El Cóndor Andino (Vultur Gryphus): ¿predador o carroñero? Pluralidad de percepciones entre los saberes locales y el discurso académico en las sierras centrales de Argentina. El Hornero. Obtenido de http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0073-34072017000100004&lng=es&nrm=iso

 
 
 

Hoy en día es común escuchar que estamos en la era del “Big Data”, debido a la inmensa cantidad de datos generados en términos de volumen, velocidad y variedad. La Biología es parte de este cambio, lo que ha sido posible debido a nuevas tecnologías para obtener datos experimentales, el aumento de la capacidad de almacenamiento y procesamiento computacional, la reducción de los costos asociados a estos procedimientos, entre otros. Desde el año 2008 se ha visto que la cantidad de información genómica del mundo se ha duplicado cada 7 meses, y se estima que para el año 2025 se generarán entre 2–40 exabytes (1 exabyte = 1 millón de terabytes) de información solamente en el área genómica.


En este contexto entra en juego la Bioinformática, que se refiere al desarrollo y uso de algoritmos computacionales para entender procesos biológicos y estudiar la inmensa cantidad de información generada en Biología. No obstante, los datos que se generan actualmente superan la capacidad de análisis, por lo que existe una gran cantidad de información que se puede usar para crear nuevo conocimiento. Así, esta área de investigación juega un rol fundamental en países como Ecuador, donde los recursos para investigación son limitados y no se tiene acceso a equipos, reactivos y otras necesidades para desarrollar estudios de laboratorio. Además, la Bioinformática juga un rol fundamental en diferentes áreas como la agricultura, medicina y otros temas.


Sin embargo, la Bioinformática no ha sido un área de investigación que se ha potencializado en el país. De acuerdo a una revisión sobre la Bioinformática en América Latina en la que se obtuvieron datos del número de publicaciones sobre este tema de 20 países de la región, información obtenida de las base de datos Web of Science en el período de 1991-2016, en Ecuador se publicaron 15 artículos (0.71% del total de investigaciones publicadas en Latinoamérica durante este período). Además, en el estudio se realizó una normalización considerando la población de cada país y el porcentaje del producto interno bruto invertido en desarrollo e investigación, obteniendo para Ecuador un índice de 0.72, lo que nos ubicó en el puesto 18 a nivel regional. En otro estudio se hizo un análisis similar pero a nivel mundial, considerando el número de publicaciones de Bioinformática de la Web of Science disponibles hasta el 2019. En este período se observó que en Ecuador se publicaron 40 estudios. A pesar de que en los últimos tres años casi se ha triplicado el número de publicaciones en esta área de investigación, todavía estamos lejos de los estándares de otros países de la region y el mundo.


Como un esfuerzo para aportar con el desarrollo de la Bioinformática en el país, hace tres meses creamos el Grupo de Estudiantes de Biología Computacional del Ecuador, parte del Consejo Estudiantil de la Sociedad Internacional de Biología Computacional (ISCB-SC por sus siglas en inglés). Esta iniciativa busca promover el desarrollo de la Bioinformática en el país mediante la organización de eventos, talleres y otras actividades que permitan a los estudiantes interesados aprender sobre este tema.


De momento, el grupo está formado por quién escribe, Sebastián Ayala y Juan Zurita, estudiantes de Ingeniería en Biotecnología de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ) así como Stellamaris Sotomayor, Bióloga de la Universidad Técnica Particular de Loja. Nuestros tutores son Miguel Ángel Méndez, Profesor Agregado USFQ y Vinicio Armijos, Profesor Agregado Universidad de las Américas. Además, contactamos con investigadores de diferentes universidades del país que forman el comité directivo, y hace un mes abrimos la convocatoria para estudiantes que quieren unirse al grupo. De esta forma, hemos tratado de generar una red local con estudiantes e investigadores de diferentes universidades del país interesados en Bioinformática.


Además, hemos tratado de comprender la situación de esta área de investigación en el Ecuador. Para esto, realizamos una encuesta para explorar los intereses y formación académica de estudiantes universitarios e investigadores ecuatorianos que conocen o desean aprender sobre este tema. Hemos tenido alrededor de 250 respuestas de personas de todo el país. Algunos de los resultados preliminares han sido que la mayor parte de encuestados tienen formación académica en ciencias biológicas; los temas de Bioinformática con más experiencia son Filogenética y Genómica; hay interés en aprender sobre Bioinformática estructural, redes biológicas y circuitos genéticos; hay un nivel medio de experticia en lenguajes de programación, software bioinformático y bases de datos relacionadas con este tema; y existe inconformidad respecto a la enseñanza de Bioinformática en cursos de nivel universitario.


Otro proyecto en el que estamos trabajando es un podcast con temas de interés en Bioinformática. Actualmente estamos editando dos episodios, el primero sobre el RSG-Ecuador, nuestros objetivos y las actividades que hemos planeado; y el otro episodio sobre la situación actual de la Bioinformática en Ecuador, en el que hablamos con Francisco Flores, Profesor Agregado de la Universidad de las Fuerzas Armadas-ESPE. Pronto compartiremos por nuestros medios de difusión estos recursos.

Un aspecto esencial del grupo ha sido la colaboración con otros RSGs de la región. Desde el inicio, tuvimos el apoyo de integrantes de los grupos de Colombia y Argentina para crear esta inciativa. Debido a esto, hemos participando en la organización del 4to Simposio del Consejo Estudiantil Latinoamericano (LA-SCS) junto a miembros de los RSGs de Perú, Chile, Colombia, Argentina y Venezuela, mismo que tiene como objetivo mostrar las investigaciones en Bioinformática desarrolladas en Latinoamérica y expandir esta comunidad en la región.


De esta forma, a través del RSG-Ecuador queremos contribuir con el desarrollo de la Bioinformática en el país, brindar oportunidades de formación a estudiantes y contribuir con la creación de una comunidad con todos los interesados en este tema. Esperamos que este esfuerzo ayude a que más personas observen el potencial de la Bioinformática, y que con esto podamos contribuir con la solución de problemáticas locales para el desarrollo del país.


Si tienes dudas o sugerencia escríbenos a rsg-ecuador@iscbsc.org. Para más información sobre nosotros, por favor visítanos en nuestras redes sociales:

Fuentes consultadas:

Chasapi, A., Promponas, V. J., & Ouzounis, C. A. (2020). The bioinformatics wealth of nations. Bioinformatics, 36(9), 2963-2965. https://doi.org/10.1093/bioinformatics/btaa132

De Las Rivas, J., Bonavides-Martínez, C., & Campos-Laborie, F. J. (2019). Bioinformatics in Latin America and SoIBio impact, a tale of spin-off and expansion around genomes and protein structures. Briefings in Bioinformatics, 20(2), 390-397. https://doi.org/10.1093/bib/bbx064

Gharajeh, M. S. (2018). Chapter Eight—Biological Big Data Analytics. En P. Raj & G. C. Deka (Eds.), Advances in Computers (Vol. 109, pp. 321-355). Elsevier. https://doi.org/10.1016/bs.adcom.2017.08.002

Pal, S., Mondal, S., Das, G., Khatua, S., & Ghosh, Z. (2020). Big data in biology: The hope and present-day challenges in it. Gene Reports, 21, 100869. https://doi.org/10.1016/j.genrep.2020.100869

Stephens, Z. D., Lee, S. Y., Faghri, F., Campbell, R. H., Zhai, C., Efron, M. J., Iyer, R., Schatz, M. C., Sinha, S., & Robinson, G. E. (2015). Big Data: Astronomical or Genomical? PLOS Biology, 13(7), e1002195. https://doi.org/10.1371/journal.pbio.1002195


Imágenes:

Adobe Stock

Sebastián Ayala, Juan Zurita, Stellamaris Sotomayor, Miguel Ángel Méndez, Vinicio Armijos (Perfil docente UDLA)

Diana Mollocana, www.nubedepalabras.es

 
 
 
bottom of page