Desde el descubrimiento de la molécula de ADN por Watson y Crick en 1953, la humanidad ha experimentado una acelerada revolución científica y tecnológica. Y es que nadie podría haberse imaginado que ese cumulo de desoxirribosas, grupos fosfato y bases nitrogenadas serían la clave para entender y manipular la vida tal como la conocemos. Actualmente, 65 años después de tan importante descubrimiento, la ingeniería genética es y será pieza clave para el desarrollo de los fármacos y las terapias del futuro.
No es ningún secreto que la medicina actual se está quedando un poco obsoleta al enfrentar los retos médicos modernos. El ser humano no es el único ser vivo que se abre paso en este planeta. Del mismo modo los microorganismos se adaptan y evolucionan para sobrevivir. Por esto, es cada vez más común escuchar sobre los llamados súper bichos; bacterias que han encontrado la manera de adaptarse y volverse resistentes a los antibióticos convencionales.
Tal es el caso de Staphylococcus aureus resistente a la meticilina o la recientemente identificada súper gonorrea. Además, el siglo XXI y la modernidad han traído consigo no solo avance y desarrollo, sino también exposición a más factores de riesgo.
Hoy en día las enfermedades crónico-degenerativas como la diabetes y el cáncer representan las principales causas de muerte en el mundo. Sin embargo, es aquí donde la biotecnología, valiéndose de la genética y otras disciplinas, juega un papel fundamental para el futuro de la salud. Conocer el código genético de cualquier organismo vivo significa entender como ese organismo funciona y de qué manera lleva a cabo sus procesos biológicos fundamentales, ofreciendo así una oportunidad de manipulación para el beneficio de la sociedad.
Por ejemplo, gracias al uso de la ingeniería genética, somos capaces de estudiar la estructura de las balsas lipídicas bacterianas; estructuras que contienen proteínas específicas que facilitan y promueven reacciones enzimáticas. De la misma manera, podemos insertar genes en el genoma de la bacteria Bacillus subtilis, programando así a este microorganismo para utilizar estas balsas lipídicas en la producción de antibióticos de manera más eficiente. A su vez, grandes empresas multinacionales están hoy en día explotando las grandes bondades de la biotecnología para desarrollar técnicas nunca imaginadas. Un caso es el de la multinacional IBM, que se encuentra actualmente trabajando en la producción de un laboratorio en un chip que será capaz de separar bacterias, virus proteínas y hasta exosomas, logrando así diagnosticar enfermedades de una manera más precisa y rápida. Por otro lado, actualmente es posible crear tejidos y órganos en el laboratorio, así como utilizar anticuerpos monoclonales para combatir enfermedades de una manera más específica.
La biotecnología es por naturaleza un área de conocimiento multidisciplinaria, que tal como se ha expuesto, ha venido a revolucionar la industria médica y farmacéutica. Seguramente en un futuro no muy lejano, conforme entendamos más el genoma humano, seremos capaces de anticipar la aparición de enfermedades y administrar terapias personalizadas para cada individuo. Sin duda, la biotecnología es la herramienta capaz de elucidar ese futuro de la salud, y por ende de la humanidad, en los genes de los seres vivos que habitamos el planeta tierra.