Las parasitosis intestinales afectan principalmente a los niños en zonas de escasos recursos. Hay numerosos datos de estudios que muestran una elevada prevalencia de este tipo de enfermedades, tanto en la Argentina como en el resto del mundo. No obstante, los registros subestiman la real magnitud de estos parásitos, que se mantienen en altas tasas, especialmente en países en vías de desarrollo, a causa de las deficientes condiciones de saneamiento ambiental y de la falta de control, prevención y educación sanitaria, entre otros factores.
En Argentina los datos disponibles de los últimos años sobre parásitos intestinales encontrados en el ambiente y en personas son abundantes. Ciertamente, estos hallazgos se encuentran acotados por varios factores: la presencia o no en cada región de un grupo de investigación sobre el tema. Otro factor es la baja cantidad de parásitos en el ambiente, que se encuentra muchas veces por debajo del límite de sensibilidad de las técnicas, lo que requiere de etapas de concentración de las muestras para la correcta detección; y la dificultad del diagnóstico de algunas parasitosis. Esto lleva a la subestimación del número y el tipo de agentes encontrados.
El consumo de frutas y hortalizas es vital para la salud humana. Las buenas prácticas agrícolas garantizan la obtención de frutos de alta calidad, la protección del medio ambiente, la salud de los trabajadores y la inocuidad de los productos agrícolas. Sin embargo, se presentan casos de contaminación producidos por ejemplo por el uso de agua de riego contaminada con heces fecales de humanos y animales. Las parasitosis intestinales son una de las consecuencias de la ingesta de estos productos, por este motivo se deben mejorar las prácticas agrícolas para al menos en este punto garantizar una distribución de alimento en condiciones adecuadas de consumo.
Por este motivo es necesario identificar un método para conseguir agua de riego segura y libre de parásitos. Para este propósito se pueden organismos filtradores, particularmente la utilización del mejillón Pilsbryoconcha exilis. La innovación y creatividad de utilizar este organismo radica en que por ser filtrador crece en el medios adversos, a expensas de las partículas existentes en forma suspendida en el agua dentro de lo que se sabe fehacientemente retienen parásitos y bacterias.
Los mejillones son organismos sedentarios que no pueden buscar diariamente su alimento, por lo que sus aparatos branquiales les aseguran (por medio de la filtración y recirculación del agua del medio), el abastecimiento de los nutrientes necesarios para su crecimiento. La branquia actúa en general, como un tamiz efectivo que produce una alta retención de partículas nutritivas durante la continua filtración efectuada. Siendo el mejillón un organismo que es capaz de filtrar entre 2-6 litros de agua por hora, estamos hablando de una capacidad de filtración por mejillón de mínimamente 48 litros por día.
Además es conveniente trabajar con este organismo sugerido considerando que crece en agua dulce que es la que se utiliza para el riego en nuestra región. Al implementar estacas de mejillones en las bateas de riego, estas filtrarían el agua continuamente y de esta manera retener los parásitos en sus branquias. El uso de estos moluscos para la purificación de fuentes de riego es solo un ejemplo del uso sostenible e inteligente de recursos, que puede ser aplicado con otros organismos. Todo esto tiene el objetivo de obtener productos que garanticen la salud de los consumidores.