Escrito por Marianela Mariño, Gabriela Pazmiño y Tamia Villacrés
El proyecto BIO-GEEC (consorcio alemán-ecuatoriano sobre biodiversidad) inició a raíz de la cooperación entre investigadores de las universidades alemanas de Bonn, Münster, Hamburgo, el Instituto Leibniz, y las universidades ecuatorianas de las Fuerzas Armadas ESPE, Técnica del Norte UTN, Regional Amazónica IKIAM y la Pontificia Universidad Católica del Ecuador PUCE. Esta cooperación permitió unir fuerzas para proponer un proyecto macro cuya finalidad sería trabajar por la biodiversidad ecuatoriana.
Se receptaron 70 propuestas dentro del Programa Alemán-Ecuatoriano de Cooperación en Investigación sobre Biodiversidad y Cambio Climático (CoCiBio), en junio 2019 se llevó a cabo un evento donde se anunciaron los tres proyectos ganadores, y para octubre-noviembre del mismo año iniciaron a ejecutarse. Sin bien cada una de las ocho universidades participantes trabaja en áreas de investigación distintas, su objetivo general es la implementación de una base de datos con información genética de las especies más relevantes en Ecuador.
El equipo de la Universidad de las Fuerzas Armadas ESPE (HANS-BANK) trabaja con semillas andinas. Es liderado por María Claudia Segovia, Ph.D., docente e investigadora con gran experticia en la conservación de los ecosistemas altoandinos, hecho que le ha permitido direccionar los objetivos para aportar a la escasa información disponible sobre nuestros páramos. Además, cuenta con el apoyo de Marianela Mariño a nivel técnico y logístico tanto en el laboratorio como en el proyecto en general.
Involucró a cinco tesistas: Gabriela Pazmiño, Michelle Santillán, Tamia Villacrés, Zaskya Valencia y Cinthya Jiménez, cuyos trabajos de investigación se centraron en diferentes familias de plantas del páramo del Parque Nacional Cayambe Coca, cubriendo un gran rango de especies importantes en el funcionamiento de los páramos. También contó con el apoyo de varios pasantes, en su mayoría mujeres; y que son quienes han ayudado en la recolección de muestras de semillas durante las salidas de campo. El hecho de que nuestro equipo esté conformado por mujeres no ha supuesto un reto para la consecución de los objetivos planteados, sino por el contrario, la pasión y compromiso mostrado se refleja en el arduo trabajo físico requerido para recolectar las muestras en campo y bajo duras condiciones climáticas.
En un inicio nos costó adaptarnos al trabajo en campo ya que como biotecnólogas muchas veces estamos acostumbradas únicamente al trabajo de laboratorio; pero con el tiempo entendimos que la toma de muestras en campo se complementa con su análisis posterior en el laboratorio. Hoy en día, aunque continuamos pasando mucho frío en las visitas a los páramos, disfrutamos de esta oportunidad de aportar a la conservación de tan preciados ecosistemas. Las salidas de campo no solo han sido un espacio de trabajo, nos han permitido compartir y disfrutar del descanso, paz y tranquilidad que los páramos ofrecen. Nos han hecho valorar mucho más los recursos naturales, y apreciar la fragilidad de estos ecosistemas a los que no les damos la importancia que merecen; no solo por su biodiversidad sino por ser fuentes de agua.
Uno de los mayores retos que afrontamos fueron las restricciones y complicaciones que trajo consigo la pandemia. En varias ocasiones a pesar de contar con las muestras vegetales colectadas en días pasados, los laboratorios permanecían cerrados hasta semanas después. Esta complicación en la preservación y procesamiento de las muestras, hizo que montemos nuestro propio laboratorio en casa con los medios y recursos disponibles, todo con la finalidad de evitar perder las semillas recolectadas.
Gracias a todo este esfuerzo dimos los primeros pasos y logramos obtener resultados preliminares sobre la morfología de las semillas; obteniendo información como peso, dimensiones, tipo de testa, tipo de embriones o caracterización de las estructuras de dispersión. También hemos desarrollado protocolos de germinación y viabilidad en diferentes familias vegetales de importancia ecológica para los páramos. Se han estudiado las familias Asteraceae, Caprifoliaceae, Ericaceae, Rubiaceae y Rosaceae, definiendo ciertos rasgos físicos de las semillas recolectadas, aportando al diseño de programas de conservación. Toda la información obtenida, junto con los lotes de semillas estudiadas, fueron finalmente ingresadas al banco HANS-BANK.
A la par participamos de varias actividades académicas: taller de verano realizado en IKIAM, congresos internacionales Botany 2021 e iDigBio, talleres internacionales, simposio de cierre con la presentación de pósters científicos y charlas, y demás actividades de socialización con otras universidades. Estas participación nos permitieron adquirir nuevos conocimientos y conectar con científicos interesados en nuestra línea de investigación.
Nuestros planes a futuro son continuar investigando con las especies vegetales del páramo y contribuir al desarrollo del banco de semillas HANS-BANK, que si bien aún es un banco pequeño, estamos seguras que se convertirá en un recurso para salvaguardar las especies vegetales de este tipo de ecosistemas vulnerables a las actividades antropogénicas y al cambio climático. Nuevos estudiantes se incorporarán a este proyecto, y estamos dispuestas a recibirlos para continuar formando científicos comprometidos con la conservación.
La participación de mujeres en la conservación es fundamental, y no por su rol maternal, sino porque es constituimos el 50% de la población pensante, que debe y merece ser partícipe de la toma de decisiones y acciones en pro del ambiente; de hecho, son mujeres quienes lideran acciones de conservación en la ruralidad, con organizaciones y agrupaciones de pregrado y profesionales ligadas a la academia.
Vivimos en un mundo en el que cuando hablamos de aprendizaje y ciencia no imaginamos precisamente a las mujeres como parte de este escenario; BIO-GEEC ha mostrado que esto está muy alejado de la realidad rompiendo prejuicios y estigmas presentes dentro de la academia y la sociedad en general. Hemos probado ser un equipo que trepa montañas, se sacude el fango y continúa adelante, nos respaldamos y ayudamos mutuamente en los trabajos que cada una debía cumplir; y así conocimos el valor de la sororidad.
Fuentes consultadas:
Primack, R., Corlett, R., Fischer, M., Gill, A.,Lockwood, J., Metzger, J., Soderstrom, B., Sodhi, N. . (2010). Empowering women facilitates conservation. Biological Conservation. doi.10.1016/j.biocon.2010.02.014
Poor, E., Imron, M., Novalina,R., Shaffer, J., Mullinax, J. (2021). Increasing diversity to save biodiversity: Rising to the challenge and supporting Indonesian women in conservation. Conservation Science and Practice. doi.org/10.1111/csp2.395
Crédito fotografías:
Marianela Mariño y Gabriela Pazmiño